sábado, 15 de noviembre de 2014

Writing, breaking, raining.

Escuchas canciones de Sabina, y quieres escribir, correr, volver.
De vez en cuando te rompes en dos, como se rompen los versos, los papeles. Como rompen las olas.
Vuelves a ti cuando todo ha pasado, y llueves, y sonríes,
Y la lluvia siempre te ha gustado más que el Sol.
Y sin tu sonrisa, ¿como se encendería el mundo?
Escribes cualquier cosa en un papel desgastado, y sientes la vida en tus manos, enredándose entre tus dedos y tu pelo.
Yo, que nunca tuve nada que hacer cuando ya lo había hecho todo, me dedicaba a seguir tu sombra de vez en cuando. Como quién sigue la luz, las huellas, la estrella Polar.
Llevas el Norte contigo, y vives subiendo y bajando, riendo y llorando, viviendo y muriendo.
Y yo de vez en cuando me siento capaz de escribir poesía, y sé que no sé, y sé que todos mis versos los escribió alguien antes.
Pero es que, la vida va y viene, y sigue y gira, y nadie parece notar este vaivén impredecible, que siempre me lleva cerca del mar, y lejos, siempre lejos, de mí mismo.
Porque el tiempo se escapa, como tú, como yo.
Y las cosas rotas se reparan, o se recomponen.
Y las palabras se me enredan entre los nudillos y buscan apenas un lugar del papel donde tener sentido.
Pero me rindo.
Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

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