martes, 26 de marzo de 2013

The world is mine.

Me miro al espejo y imagino que estoy actuando, que vivo dentro de alguien que no soy yo, que me he metido bajo de todo su piel y he aprendido a ser feliz cuando el Sol me ilumina la cara cada mañana, cuando me sorprendo riéndome de la vida en una calle cualquiera y noto un olor diferente en el abrazo de alguien nuevo.
Me miro y descubro que la vida es eso. Una canción, una sonrisa, miles de historias empezadas para nunca terminar.
Un baile en el que todo el mundo sabe bailar.
Me pregunto si algún pintor llegará a pintarme alguna vez bajo un árbol de Otoño, si encontraré otra sonrisa que llene del todo la mía, si podré vivir en ese piso de paredes blancas para siempre.
De alguna manera, si todo esto es verdad, nadie puede decir que no interpreto bien mi papel.
Algún día se bajará el telón y diré adiós a las tardes lluviosas, a los paseos en bicicleta, a los helados de café y a las cometas rojas, pero ese día está demasiado lejos.
Aún quedan sueños por escribir, escenas que interpretar y Lunes que llenar de miradas en el espejo.
Aún no se ha ido la música, y aún soy yo el que escribe estas líneas.
Porque aún hay tiempo, y el mundo es mío.

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