Me he dado cuenta de que no vale la pena enfadarte contigo mismo. Eso es de cobardes, de perdedores. No puedes enfrentarte a la vida, si te tomas como rival.
Las sonrisas son trofeos para los que saben en cómo darlas. Los verdaderos luchadores no se rinden, ni se dignan a escapar.
Los motivos por los que llorar, no tienen la más mínima importancia. Las personas, los amigos, si se han ido, volverán.
Los realistas son los que escuchan, pero saben a quién escuchar. Son los que se revelan, los que viven, sin pensar en nada más. Los que de verdad triunfan en la vida, ven la realidad, y la intentan superar.
Ellos saben lo que hacen, ¿Qué haces tú? No hay tiempo que esperar.
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