Llenas tu mente de cafés hasta que las palabras que quieres decir salen sin rencores. Como secretos que nadie quiere oír, pero que oyen.
Te escondes bajo la máscara que parece gustarles a todos, y desapareces hasta que te obligan a despertar.
Y sigues, inventando historias que te hagan olvidar los problemas de antes. Consumiéndote en la esquina más fría de un mundo olvidado, soñando en las cosas geniales de los demás, y esperando alguien que llame a tu puerta.
Te dicen que levantes, pero cada vez que lo intentas vuelves a caer. Y estás harto de vivir solo entre canciones y papel.
Te preguntas mil veces cómo vas a luchar por tus sueños si ni siquiera te encienden la luz, y acabas tendido en un suelo de lágrimas, odiando cada palabra que escribiste antes de dejarte llevar.
¿Dónde están ellos cuando estás cayendo, dónde está su amor cuando todo lo que necesitas es un abrazo?
Llenas libretas de reproches hasta que abres los ojos, y te das cuenta de que la vida va pasando mientras buscas tu libertad.
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