Trataré de no olvidar tu risa, aunque todavía la oigo a lo lejos.
Las bromas se pierden, los días se acaban, y, después, ya no queda nada.
Es inútil pensar en qué decir si el tiempo nos quitó las palabras.
Absurdo creer en algo que nunca ocurrió.
Se acabó.
Estás lejos.
Sólo queda un recuerdo.
Pronuncias mi nombre justo cuando se te quiebra la voz, corres a abrazarme. Apoyas la cabeza contra mi pecho, sin creer que de aquí unos minutos, ese coche tal vez nos separe para siempre. Te acarició el pelo.
No lo decimos, pero sabemos que no sólo es una despedida.
Intentaremos que no sea para siempre.
Por un momento, hasta respiramos al mismo tiempo, el mismo aire.
Trataré de no olvidar el color de tus ojos inundados de lágrimas.
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