martes, 25 de junio de 2013

Mayfly.

Y de pronto vuelves, y la ciudad es sólo nuestra, y podríamos correr a contraluz por callejones imposibles y saber que nada podria haber sido de otra manera. Habías vuelto a ser la de antes, o eso parecía, y eso era suficiente, era todo, no era nada.
Y te giras, apoyada en la fuente, y dices que este sería un buen lugar para escribir una novela. Congelo el momento y te imagino escribiendo allí mismo tus historias, tus fantasmas.
Y el agua se vuelve clara después de lanzar unas monedas deseando cosas imposibles, y algo en la forma en que pestañeas te hace invencible, y tienes la eternidad en la punta de tus dedos, y aquello que deberíamos estar dibujando con nuestras formas de vida...
Pero estás lejos, vuelves, quiero abrazarte y lo hago, con los pies llenos de arena, y tú sonríes, y espero que ellos den lo mismo que yo daría por ti, por tenerte a mi lado como aquella tarde, y entenderte, y saber que me entiendes, y que no te escapas de ti misma, que nunca has vuelto porque nunca te fuiste de verdad.
Y puedo cerrar los ojos y tener la certeza de que si cayera, estarías a mi lado, y te quedarías las noches que hicieran falta. Porque todavía nos queda tiempo, y porque todavía no te he dado las gracias por seguir siendo la misma de siempre.

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