Una vez dije que el mundo estaba hecho de cosas rotas, y eso que todavía no te había visto.
El caos arde en tus pupilas.
En la soledad de las últimas horas de sol, en las olas: te espero.
En el viento, en el trozo de césped que ocupo, en las hojas secas, en las miradas perdidas, en el color amarillo: escribo tu nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario