Saldría a la calle, esa jaula de gritos intensamente irritantes, y susurraría su nombre, buscándola. Le diría lo que nunca me he atrevido a decirle, y la abrazaría con todas mis fuerzas. Sonreiría, aunque ella no sintiera lo mismo, para mi eso era un paso, que nunca borraría.
Y si hubieran tornados, arrasando con lo que pase por delante de sus narices, me plantaría. Esperaría a que pasase, y contemplaría: como son las calles, sin ese agovio permanente; como se respira, sin otro respirar a tu lado; como se ve, cuando tus ojos no pueden ver; lo que se siente, en el último segundo de tu vida.

No hay comentarios:
Publicar un comentario